Entre los principales argumentos difundidos, está la radiación generada al funcionar por bluetooth; preocupación que para muchos especialistas resulta exagerada, tras tratarse de una exposición mucho más baja que la generada por artículos electrónicos de uso doméstico. Otra de las causas y críticas es su alto costo, aunque hay que mencionar que no se ha visto reflejado en las ventas, pues tal como lo hiciera Apple con sus primeros EarPods en 2001, esta vez también sacó a la venta un producto que sabía constituiría una revelación.
Sin embargo, y pese a la diversidad de argumentos que se exponen, si tuviésemos que elegir el que prima en sus detractores, sería simplemente la nostalgia del auricular con cable, recogida a la perfección en cuentas de Instagram como “wireditgirls”, en donde al romanticismo de antaño, se suma la premisa de que lo popular deja de ser cool. ¿Estás de acuerdo?