Efecto Euphoria: ¿Radiografía a una generación?

Lo que amamos, odiamos y tememos de esta trama

En esta temporada las inquietudes y dolencias de la Generación Z se toman la pantalla

Desde que se estrenó su segunda temporada el 9 de enero, no podemos dejar de hablar esta serie de HBO Max. Ni siquiera la ferviente ola de críticas que trae consigo, puede frenar el impacto que tiene en sus seguidores, el interés que genera su desmedida autenticidad, o la expectación que nos provoca el desenlace de esta historia.

Lo primero que tenemos que considerar, tras una advertencia de la propia Zendaya, es que pese a retratar problemas de adolescentes, la serie está pensada para una audiencia más

“Si puedes amarla, entonces puedes amar a alguien que está luchando con lo mismo”, escribió la actriz que interpreta a Rue.

madura.

Es justamente ese sector, antes seducido por los beauty looks del elenco, el que ahora se ha visto escandalizado por el contenido. ¿Es realmente una amenaza, o tan solo un reflejo de la realidad adolescente?

La única certeza por ahora, es que desde sus inicios Euphoria ha dado que hablar. Lo hizo con una primera parte capaz de reflejar a través del eyeliner las emociones de sus personajes, y lo sigue haciendo hoy con una apuesta más cruda, cargada de efectos dignos de análisis. Tal vez sea esa misma irrupción la que no sorprende a la Generación Z que, cansada o no de dramas juveniles típicos, ha seguido con interés una trama centrada en la adicción, pero desde la que surgen muchas más problemáticas con un efecto tan envolvente que, a días del fin de su segunda temporada, ya nos tiene pensando en la tercera.

La producción dirigida por el brillante Sam Levinson, e inspirada en su propia historia de drogadicción, va mucho más allá de lo que hubiésemos esperado en un comienzo. Tráfico, relaciones interpersonales complejas, ansiedad, el peligro tras las redes sociales, o el constante gaslighting que ejerce la protagonista con su círculo cercano, retratan problemas de la sociedad actual, con un claro énfasis en la adolescencia norteamericana. 

La diferencia está en la forma en que logra conectar al espectador con la historia, cultivando la necesidad de saber qué va a pasar y comprometiéndolo con el deseo de que el destino depare al fin algo positivo. Un anhelo compartido por todos quienes seguimos la evolución de los personajes, y hemos sido invitados por la producción a experimentar sin tapujos lo que está sintiendo cada uno de ellos; desafío que se cumple con creces gracias a la brillante actuación de Zendaya, que con en el quinto capítulo de esta temporada y a través de una Rue desbordada por el consumo, es capaz de dejarnos durante varios segundos sin aliento. ¿Qué es la euforia si no aquello?

¿Es realmente una amenaza, o tan solo un reflejo de la realidad adolescente?

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